CRISIS SOCIAL Y VIOLENCIA URBANA EN UNA FRONTERA VULNERABLE
Las recientes cifras publicadas por el DANE en el estudio de los indicadores del mercado laboral en nuestra ciudad durante el período noviembre-enero de 2013, nos ubica con el mayor número de personas desempleadas del país, con un 17,8% así como también con las mayores cifras de informalidad laboral con un 71,4%; estas dos cifras debieron haber encendido las alarmas por lo menos de las autoridades locales y regionales, ya que el gobierno nacional como dice el adagio popular, ni suena ni truena.
Además estar 6,6 puntos porcentuales por encima de la cifra nacional de parados forzosos es dramático, para no posar de exagerados. Tener las tres cuartas partes de la población económicamente activas en el físico rebusque, es alarmante. Sino que lo digan las 404 mil personas que tenemos en capacidad de trabajar, de las cuales 248 mil son informales y 72 mil están sin empleo. Lo que quiere decir que solo 84 mil personas cuentan con un empleo estable y digno.
Desconcierta encontrar el resultado de comparar como la tasa nacional de desempleo descendió 0,4 mientras la nuestra ascendió 1,7. Esta es una de las tasas de desempleo más altas en los últimos diez años. No hay duda que el empleo en la ciudad va en caída libre. Esta situación es tan evidente que estamos por encima de ciudades supuestamente con indicadores socio económicos mucho más negativos que los nuestros, como Florencia (11,9), Pasto (11,7) y Quibdó (15,7).
Ahora bien, esta gravísima situación no es que este ocurriendo solo en este trimestre estudiado por el DANE. Esta crisis socio económica viene en un proceso de décadas de acumulación de problemas sin soluciones y sin respuestas concretas; en primer lugar por los distintos gobernantes a nivel local, la clase política regional y los distintos presidentes.
Con este gravísimo escenario de fondo, no va a ser posible solucionar problemas igualmente graves como el de la violencia urbana, la presencia de grupos armados ilegales y las empresas criminales, que sacuden a nuestra ciudad desde el año dos mil.
La situación es tan compleja que estos fenómenos de ilegalidad y criminalidad van mucho más allá, de lo que pueda ocurrir en los diálogos de La Habana. Si hoy el gobierno del presidente Santos y las guerrillas de las FARC y el ELN, llegaran a un acuerdo para ponerle fin al conflicto armado, en nuestra ciudad no pasaría nada.
Seguiríamos teniendo estas cifras escandalosas de homicidios, continuaríamos viendo como a la gente la asesinan a plena luz del día y en sitios públicos, como se enriquecen a través de las extorsiones y las vacunas, como se continúa desapareciendo de manera forzada a gente buena y trabajadora. Y por supuesto no cesarían las facilidades de ejercer más de una veintena de actividades ilegales en la frontera.
No tiene mayor discusión demostrar como estos fenómenos de ilegalidad, se sostienen y desarrollan, producto entre otros, de unas condiciones propicias para realizarse. No solo desde el punto de vista geográfico o territorial. Hablamos de sectores de la sociedad que consideran muchas de estas prácticas normales. Porque en nuestra ciudad la cultura de la ilegalidad y el dinero rápido nos ha ido ganando terreno.
Esta es una de las explicaciones de por qué en la actualidad aún operan en el área metropolitana de Cúcuta verdaderas empresas criminales, que reciben miles de millones de pesos al año, producto de su participación directa en estas actividades ilegales o el cobro de impuestos, vacunas o extorsiones. Que utilizan la fuerza y la violencia para imponer un falso control territorial que intimida y genera miedo, a sus víctimas.
Han ganado terreno producto de su presencia en la región desde el año 2005. No se puede negar que estos son los verdaderos herederos del paramilitarismo. Que utilizan sus prácticas para atemorizar y sus métodos para consolidarse. Usan la experiencia exitosa de las AUC para lograr todo tipo de apoyo, sobre todo, las cooptaciones a ciertos funcionarios públicos, que no han entendido que la connivencia y la complicidad con la criminalidad, corroe diariamente no solo la legitimidad de las instituciones que representan, sino que hace cada vez más difícil que el ciudadano recobre la confianza en sus autoridades, siendo esta la clave del éxito de cualquier estrategia institucional.
Estos grupos armados ilegales han desarrollado una gran capacidad para flexibilizar sus actividades criminales, incluida sus formas de financiarse. Hemos encontrado por ejemplo, como en la actualidad su mayor sustento son las extorsiones y vacunas, que realizan de manera indiscriminada a todo tipo de ciudadanos, utilizando distintas modalidades de cobros. Esta práctica incluye a comerciantes y empresarios legalmente constituidos. Pero sin duda alguna, los sectores más apetecidos son aquellos que tienen que ver con actividades ilegales en la frontera como el contrabando al por mayor de todo tipo de productos, el lavado de divisas y el homicidio por contrato.
Estos sectores son tan rentables, que han abandonado el narcotráfico como el sector predominante para lograr sus ingresos. En la actualidad los tres grupos que hacen presencia en la ciudad y el área metropolitana de Cúcuta, no presentan mayores dificultades para reacomodarse después de recibir golpes por parte de las autoridades. De adquirir moderno armamento para requiparse o aumentar el número de hombres para operar.
Así como estos grupos desarrollan procesos de reacomodamiento y flexibilidad de sus operaciones criminales, ante escenarios de persecución, de igual forma debe ser la estrategia de las autoridades para combatirlos.
Por su parte las autoridades civiles deben entender la importancia que significa quitarle el sustrato a la ilegalidad y a la criminalidad, que pasa necesariamente por comenzar a solucionar los gravísimos problemas sociales que tiene nuestra ciudad. Sin programas, sin estrategias y lo peor sin voluntad para abordar el problema de manera seria, vamos camino ha convertirnos en una sociedad inviable y sin futuro.
Wilfredo Cañizares Arévalo
Marzo 7 de 2013
Además estar 6,6 puntos porcentuales por encima de la cifra nacional de parados forzosos es dramático, para no posar de exagerados. Tener las tres cuartas partes de la población económicamente activas en el físico rebusque, es alarmante. Sino que lo digan las 404 mil personas que tenemos en capacidad de trabajar, de las cuales 248 mil son informales y 72 mil están sin empleo. Lo que quiere decir que solo 84 mil personas cuentan con un empleo estable y digno.
Desconcierta encontrar el resultado de comparar como la tasa nacional de desempleo descendió 0,4 mientras la nuestra ascendió 1,7. Esta es una de las tasas de desempleo más altas en los últimos diez años. No hay duda que el empleo en la ciudad va en caída libre. Esta situación es tan evidente que estamos por encima de ciudades supuestamente con indicadores socio económicos mucho más negativos que los nuestros, como Florencia (11,9), Pasto (11,7) y Quibdó (15,7).
Ahora bien, esta gravísima situación no es que este ocurriendo solo en este trimestre estudiado por el DANE. Esta crisis socio económica viene en un proceso de décadas de acumulación de problemas sin soluciones y sin respuestas concretas; en primer lugar por los distintos gobernantes a nivel local, la clase política regional y los distintos presidentes.
Con este gravísimo escenario de fondo, no va a ser posible solucionar problemas igualmente graves como el de la violencia urbana, la presencia de grupos armados ilegales y las empresas criminales, que sacuden a nuestra ciudad desde el año dos mil.
La situación es tan compleja que estos fenómenos de ilegalidad y criminalidad van mucho más allá, de lo que pueda ocurrir en los diálogos de La Habana. Si hoy el gobierno del presidente Santos y las guerrillas de las FARC y el ELN, llegaran a un acuerdo para ponerle fin al conflicto armado, en nuestra ciudad no pasaría nada.
Seguiríamos teniendo estas cifras escandalosas de homicidios, continuaríamos viendo como a la gente la asesinan a plena luz del día y en sitios públicos, como se enriquecen a través de las extorsiones y las vacunas, como se continúa desapareciendo de manera forzada a gente buena y trabajadora. Y por supuesto no cesarían las facilidades de ejercer más de una veintena de actividades ilegales en la frontera.
No tiene mayor discusión demostrar como estos fenómenos de ilegalidad, se sostienen y desarrollan, producto entre otros, de unas condiciones propicias para realizarse. No solo desde el punto de vista geográfico o territorial. Hablamos de sectores de la sociedad que consideran muchas de estas prácticas normales. Porque en nuestra ciudad la cultura de la ilegalidad y el dinero rápido nos ha ido ganando terreno.
Esta es una de las explicaciones de por qué en la actualidad aún operan en el área metropolitana de Cúcuta verdaderas empresas criminales, que reciben miles de millones de pesos al año, producto de su participación directa en estas actividades ilegales o el cobro de impuestos, vacunas o extorsiones. Que utilizan la fuerza y la violencia para imponer un falso control territorial que intimida y genera miedo, a sus víctimas.
Han ganado terreno producto de su presencia en la región desde el año 2005. No se puede negar que estos son los verdaderos herederos del paramilitarismo. Que utilizan sus prácticas para atemorizar y sus métodos para consolidarse. Usan la experiencia exitosa de las AUC para lograr todo tipo de apoyo, sobre todo, las cooptaciones a ciertos funcionarios públicos, que no han entendido que la connivencia y la complicidad con la criminalidad, corroe diariamente no solo la legitimidad de las instituciones que representan, sino que hace cada vez más difícil que el ciudadano recobre la confianza en sus autoridades, siendo esta la clave del éxito de cualquier estrategia institucional.
Estos grupos armados ilegales han desarrollado una gran capacidad para flexibilizar sus actividades criminales, incluida sus formas de financiarse. Hemos encontrado por ejemplo, como en la actualidad su mayor sustento son las extorsiones y vacunas, que realizan de manera indiscriminada a todo tipo de ciudadanos, utilizando distintas modalidades de cobros. Esta práctica incluye a comerciantes y empresarios legalmente constituidos. Pero sin duda alguna, los sectores más apetecidos son aquellos que tienen que ver con actividades ilegales en la frontera como el contrabando al por mayor de todo tipo de productos, el lavado de divisas y el homicidio por contrato.
Estos sectores son tan rentables, que han abandonado el narcotráfico como el sector predominante para lograr sus ingresos. En la actualidad los tres grupos que hacen presencia en la ciudad y el área metropolitana de Cúcuta, no presentan mayores dificultades para reacomodarse después de recibir golpes por parte de las autoridades. De adquirir moderno armamento para requiparse o aumentar el número de hombres para operar.
Así como estos grupos desarrollan procesos de reacomodamiento y flexibilidad de sus operaciones criminales, ante escenarios de persecución, de igual forma debe ser la estrategia de las autoridades para combatirlos.
Por su parte las autoridades civiles deben entender la importancia que significa quitarle el sustrato a la ilegalidad y a la criminalidad, que pasa necesariamente por comenzar a solucionar los gravísimos problemas sociales que tiene nuestra ciudad. Sin programas, sin estrategias y lo peor sin voluntad para abordar el problema de manera seria, vamos camino ha convertirnos en una sociedad inviable y sin futuro.
Wilfredo Cañizares Arévalo
Marzo 7 de 2013